LOS DATOS DEL DÍA
jueves, 10 de enero de 2019
EMIDIO

Lo conocí en Mozambique, concretamente en la capital Maputo. Era un joven de unos diecinueve años, vital, optimista, siempre con una sonrisa en la boca. Supongo que seguirá conservando todas esas cualidades, aunque hace tiempo que no se de él.

Vivió como todos los jóvenes la guerra civil que asoló a ese país. Eso pasó, y Emidio volvió a rehacer su vida. Hasta que un día pisó una mina antipersona, y le tuvieron que amputar la pierna y parte de un brazo.

Cuando lo conocí ya le había sucedido el accidente y miraba al futuro con esperanza, una esperanza contagiosa.

Muchos jóvenes como Emidio se han encontrado con el peligro oculto que suponen esos artefactos que hacen estragos en las vidas y en los miembros de las personas que los pisan.

Dicen que hay 110 millones de ellas enterradas todavía en el mundo. Son fáciles de colocar y también es fácil de olvidarse de ellas cuando acaban las contiendas. Nadie quiere tener responsabilidad sobre ellas.

Se ponen mil excusas para no desactivarlas. Una de las más importantes es que es muy costoso hacerlo, pero lo que realmente no tiene precio es el destrozo que hace en las vidas que cercena pues ya nada es lo mismo.

Las lamentaciones por la situación no valen de mucho y si no, que se lo pregunten a las víctimas. Urgen soluciones para remediar ese mal que como tantos otros hemos creado los hombres.

Para algunos países, una vez acabada la guerra, el miedo continúa pues nunca se sabe dónde se pueden encontrar las minas escondidas.

Una situación que requiere una solución sin excusas pues hay vidas humanas en juego y no debemos quedar impasibles.

PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO

¿Cuáles son los miedos que te atenazan en tu vida, acaso hay otro tipo de “Minas”?
Dice que Emidio enfrentaba con esperanza los problemas y la realidad que le tocaba vivir. ¿Es algo parecido a lo que yo hago o por el contrario, yo ante la dificultad me
arrugo?

ORACIÓN

Señor Jesús, a veces el conocer realidades que les suceden a otras personas, nos hace caer en la cuenta de lo que tenemos y de lo importante en la vida.

Danos fuerza para valorar lo importante, para no hacernos un mundo ante dificultades cotidianas, que con nuestro esfuerzo, pueden solucionarse fácilmente.

Que de verdad tengamos el coraje de enfrentarnos a la vida con valentía y dignidad, luchando por hacer realidad un proyecto que nos haga felices y haga felices a los demás.

ANIMADOR DE LA ORACIÓN TODOS
SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE RUEGA POR NOSOTROS
¡VIVA JESÚS EN NUESTROS CORAZONES! ¡POR SIEMPRE!