Toda persona necesita un amigo. La soledad mata la alegría, y la persona se siente tan sólo cuando está triste...

En Esparta, en la antigua Grecia, las leyes ordenaban que cada guerrero se buscase un compañero para marchar juntos y animarse en los combates. Está muy claro que necesitas un amigo/a que te acompañe en el caminar diario del curso para salvar los baches con alegría. Un buen amigo te ayuda en las dificultades del estudio, te anima para continuar por el camino del bien, te tiende una mano en los momentos de dolor, te ofrece un corazón y un hombro para que te desahogues. El mismo Jesús, el Señor, tuvo amigos. Y hasta le vieron llorar cuando murió uno de ellos, Lázaro, porque le amaba de verdad.

Deseo que Jesús sea tu amigo en el camino de cada día.